Ludwig van Beethoven
Misa en re mayor, op. 123, Missa Solemnis
I. Kyrie
II. Gloria
III. Credo
IV. Sanctus
V. Benedictus
VI. Agnus Dei
Este fin de semana se llevó a cabo el fin de la Primera Temporada de OFUNAM en la Sala Nezahualcóyotl. El programa, integrado por solo una de las últimas obras que se compuso por uno de los más grandes compositores de la historia. Estoy hablando de la Misa Solemne op. 123 de Ludwig van Beethoven.
Ludwig van Beethoven (1770-1827) inició la composición de la Missa Solemnis en el año de 1819, cinco años antes del estreno de la Novena Sinfonía op. 125, dedicándosela a Rodolfo de Austria, a quien le había dedicado ya otras obras. Rodolfo de Austria había sido nombrado cardenal, y poco después anunciaron su ascenso al arzobispado. Fue entonces cuando Beethoven inició la composición de esta obra para que pudiera ser estrenada en la ceremonia. Sin embargo, la obra no pudo ser estrenada ese día, ya que la Misa fue alargada más de lo que Beethoven había contemplado originalmente, estrenándose así el 7 de de abril de 1824 en el Conservatorio de San Petersburgo.
En las últimas obras de este compositor se puede notar, su carácter humanista, especialmente en la novena Sinfonía, pero igualmente reflejados en la Misa Solemne, la cual tiene bastantes momentos muy emotivos.
Sin duda alguna es una obra realmente complicada. El coro definitivamente lleva casi todo el peso, puesto que no es una obra en la que cada quien cante un movimiento, como en el Stabat Mater de Dvorak, en el que se podría decir que tanto solistas como coro se van turnando los movimientos para que se haga más fácil la interpretación, sino que el coro se encuentra de pie toda la obra acompañados por los solistas, salvo en el Sanctus, que se encuentra interpretado por los cuatro solistas.
Retomando las palabras de la maestra Encarnación Vázquez, de los cuatro solistas, la mezzosoprano y el bajo son solamente acompañantes de la soprano y el tenor, puesto que van entrelazando la obra para darle como un sostén a lo que los dos últimos cantan, cuya dificultad radica principalmente en los agudos y en la forma en que estos dos tienen que contenerse para poder interpretar esta obra. Hay que recordar que es una Misa, una Misa muy completa escrita para una Iglesia, y claro está, no se puede interpretar de una forma bastante enérgica, sino que debe de haber cierta limitación a la hora de cantarla.
Puedo sugerirles, si desean más información acerca de esta obra, que lean el programa de mano de este concierto, la podrán encontrar en la página de OFUNAM, así como una lista de recomendaciones discográficas, sin embargo me tomo el atrevimiento de recomendarles una versión de esta maravillosa Missa Solemnis, que de solemne no tiene absolutamente nada. Me refiero a la interpretada por la Orquesta Sinfónica de Minería en su concierto de apertura de la Temporada 2007, dedicada Beethoven, pueden encontrarla en la página www.sinfonicademineria.org en el apartado de Fonoteca. Es una versión que a mi parecer es muy buena.
Por último me gustaría agradecer a la Dirección General de Música por hacer una temporada de OFUNAM realmente espectacular, no solo por lo maravillosa que es esta orquesta, sino también por los solistas de primera calidad que se invitaron cada fin de semana.
A los maestros Marcela Chacón, Encarnación Vázquez, José Luis Duval, Rubén Amoretti y Juárez Lincoln, gracias por su gran disposición para responder las preguntas que el público hizo en el ensayo de OFUNAM, y por supuesto a José María Álvarez que cada fin de semana nos ilustra con lo que sabe de cada obra, y de sus experiencias en la Sala Nezahualcóyotl. Extrañaré estos ensayos ahora que OFUNAM se va de vacaciones, pero tenemos las pláticas de apreciación musical con el maestro Juan Arturo Brennan en las oficinas del Infonavit todos los miércoles a las 19.00 horas, con motivo a la Temporada de Verano 2010 de Minería, este año dedicado a Mahler.
Por el momento me despido y espero no estén decepcionados por la descalificación de México del mundial, mejor vayan a conciertos y llenemos la Sala, que aún le hace falta.
Misa en re mayor, op. 123, Missa Solemnis
I. Kyrie
II. Gloria
III. Credo
IV. Sanctus
V. Benedictus
VI. Agnus Dei
Este fin de semana se llevó a cabo el fin de la Primera Temporada de OFUNAM en la Sala Nezahualcóyotl. El programa, integrado por solo una de las últimas obras que se compuso por uno de los más grandes compositores de la historia. Estoy hablando de la Misa Solemne op. 123 de Ludwig van Beethoven.
Ludwig van Beethoven (1770-1827) inició la composición de la Missa Solemnis en el año de 1819, cinco años antes del estreno de la Novena Sinfonía op. 125, dedicándosela a Rodolfo de Austria, a quien le había dedicado ya otras obras. Rodolfo de Austria había sido nombrado cardenal, y poco después anunciaron su ascenso al arzobispado. Fue entonces cuando Beethoven inició la composición de esta obra para que pudiera ser estrenada en la ceremonia. Sin embargo, la obra no pudo ser estrenada ese día, ya que la Misa fue alargada más de lo que Beethoven había contemplado originalmente, estrenándose así el 7 de de abril de 1824 en el Conservatorio de San Petersburgo.
En las últimas obras de este compositor se puede notar, su carácter humanista, especialmente en la novena Sinfonía, pero igualmente reflejados en la Misa Solemne, la cual tiene bastantes momentos muy emotivos.
Sin duda alguna es una obra realmente complicada. El coro definitivamente lleva casi todo el peso, puesto que no es una obra en la que cada quien cante un movimiento, como en el Stabat Mater de Dvorak, en el que se podría decir que tanto solistas como coro se van turnando los movimientos para que se haga más fácil la interpretación, sino que el coro se encuentra de pie toda la obra acompañados por los solistas, salvo en el Sanctus, que se encuentra interpretado por los cuatro solistas.
Retomando las palabras de la maestra Encarnación Vázquez, de los cuatro solistas, la mezzosoprano y el bajo son solamente acompañantes de la soprano y el tenor, puesto que van entrelazando la obra para darle como un sostén a lo que los dos últimos cantan, cuya dificultad radica principalmente en los agudos y en la forma en que estos dos tienen que contenerse para poder interpretar esta obra. Hay que recordar que es una Misa, una Misa muy completa escrita para una Iglesia, y claro está, no se puede interpretar de una forma bastante enérgica, sino que debe de haber cierta limitación a la hora de cantarla.
Puedo sugerirles, si desean más información acerca de esta obra, que lean el programa de mano de este concierto, la podrán encontrar en la página de OFUNAM, así como una lista de recomendaciones discográficas, sin embargo me tomo el atrevimiento de recomendarles una versión de esta maravillosa Missa Solemnis, que de solemne no tiene absolutamente nada. Me refiero a la interpretada por la Orquesta Sinfónica de Minería en su concierto de apertura de la Temporada 2007, dedicada Beethoven, pueden encontrarla en la página www.sinfonicademineria.org en el apartado de Fonoteca. Es una versión que a mi parecer es muy buena.
Por último me gustaría agradecer a la Dirección General de Música por hacer una temporada de OFUNAM realmente espectacular, no solo por lo maravillosa que es esta orquesta, sino también por los solistas de primera calidad que se invitaron cada fin de semana.
A los maestros Marcela Chacón, Encarnación Vázquez, José Luis Duval, Rubén Amoretti y Juárez Lincoln, gracias por su gran disposición para responder las preguntas que el público hizo en el ensayo de OFUNAM, y por supuesto a José María Álvarez que cada fin de semana nos ilustra con lo que sabe de cada obra, y de sus experiencias en la Sala Nezahualcóyotl. Extrañaré estos ensayos ahora que OFUNAM se va de vacaciones, pero tenemos las pláticas de apreciación musical con el maestro Juan Arturo Brennan en las oficinas del Infonavit todos los miércoles a las 19.00 horas, con motivo a la Temporada de Verano 2010 de Minería, este año dedicado a Mahler.
Por el momento me despido y espero no estén decepcionados por la descalificación de México del mundial, mejor vayan a conciertos y llenemos la Sala, que aún le hace falta.
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